Hoy después de un par de vinos con mi padre y que me preguntara por mis "conquistas" como él las llama, escribí esto que acabo de recitar. Además de pensar mucho en un chico que llegó a mi vida muy rapidito y se fue con la misma velocidad, me cuestioné muchas cosas: -tengo varios días cuestionandome muchas cosas- el poder de nuestros pensamientos, de querer suponer, buscar señales, qué sé yo. El creer que el mundo se mueve por fuerzas invisibles -yo creo en cada una de esas fuerzas- esa energía que vibra y te acerca con personas mágicas, sí yo creo en eso, pero debo confiar en mis "no" en mis dudas, en que no todos llegaran a mi vida para quedarse, que son escalones y debo seguir subiendo. Creer y no creer, creer en tu intuición y con ella seguir sintiendo, estar triste cuando se necesite y estar feliz cuando no se pueda dejar de sonreír, entender que los pensamientos son nubes y así como llegan se debe desechar. Que lo único que vale es lo que creemos y pensamos y lo que nos palpita el corazoncito, sin resumir, así.